viernes, 12 de diciembre de 2008

La casa de mi abuela (poema dicho en el foro internacional erigido en homenaje a Simone de Beauvoir).


A Bonifacia Bartolomé Roblero. In memoriam.



En la casa de mi abuela están sus cabellos cortados desde cuando era niña y, junto a otros misterios, retozan en un cofre ballena de color vino.

Los libros sobre Poetas de América se pueden ver sobre la mesa junto al retrato ovalado desde donde sonríe mi bisabuela Tiburcia. Y no me canso de pedirlos prestados para leer Los motivos del lobo. Abuelita Boni: ¿le leo un poema?..

Mi abuela me escucha y después canta una canción de Agustín Lara y me gusta observarla desde un escalón de ladrillo recién barrido. Su voz se va haciendo tan delgada que, de repente, se confunde con los grillos. Entonces me mira y sonríe con la transparencia de sus ojos negros; ignaurando, de esa manera, el momento de hacerle preguntas que responde con relatos ciertos como secretos para espantar tempestades.

La casa de mi abuela huele a pan horneándose y a humo de hierbas y de café tostado. En un pasillo de esa casa hecha con adobes, mis hermanos y primos descascaran cacahuates para la confección de dulces. Y la más chica de mis tías; mi tía Emperatriz, bate claras: a ver si pega el turrón. Mi tía cada vez tiene más ocurrencias sobre como forjar figuras de gatos que después da tristeza comerlos.

De pronto mi abuela brota hacia el patio, rumbo al horno de barro, con una paleta de madera larguísima. Y me causa admiración lo de su fuerza para meter y sacar del horno tantas bandejas pesadas. La miro, y como alas de lo irreal llega a mis ojos la palabra artesa:

Artesa arca para amasar y dar forma a perritos, cuernos, conchas bizcochos, morelianas... Artesa: poemario de madera en el centro de estas horas en que mi abuela hace pan y eso no es poco.


Este poema pertenece a mi poemario "El país de la mirada" editado en el 2003 --en su primera edición- por Universidad Autónoma de Nayarit y Literaria Editores y, en su segunda edición por Literaria Editores. D.R. 2007 ISBN: 968-5544-06-9

Para saber más sobre el foro Internacional dedicado a "La mujer rota". Foro en homenaje a la escritora y filósofa francesa Simone de Beauvoir llevado a cabo en el marco de de la Feria Internacional del Libro 2008 ( FIL 2008), puede leer la siguiente entrevista en la línea electrónica:
http://www.oem.com.mx/elheraldodechiapas/notas/n957812.htm

lunes, 17 de noviembre de 2008

RETAPALPA



El más allá se puede encontrar en el más acá si buscamos subir no por los elevadores de la costumbre. Sólo así una piedra, por ejemplo, puede poseer el encanto de hacernos llevar por sus interiores donde el tiempo del reloj se vuelve polvo (o simplemente se queda mudo).



Una piedra puede hacer llover poemas, claro está. Pero, los ojos de las personas son inagotables y los poetas de la sabiduría tanto Maya como Azteca siempre vieron piedras preciosas en los ojos. Dudo que la torre Eiffel (en verdad no me cae tan mal esa araña patona) el Washington Monument o Batman con su Batimovil (o cosas por el estilo) tengan esa chispa de infinito brotando en ojos de hombres y mujeres verdaderos. ¿Por qué estoy hablando así?... Hablo así nada más porque antier y ayer no me encontré en Tapalpa; no. El sábado y el domingo me reencontré en Retapalpa y hablé de nuevo con las Retepiedras y las Retepersonas y con mis Reteamigos entre los cuales me ven con toda claridad Daira, una Reteniña y un Retebebé de nombre Yarik. Y aquí le paro a este movimiento de escribir Re antes de las palabras porque ya está dado por supuesto.

En el camino frente a las piedras bolas llegaron volando caballos con los jinetes Julien Collado, Itzia Baltodano, Daira, Yarik, Toño y yo mismo.


Aterrizaje del caballo blanco.

Itzia, bebé Yarik, Julien, Daira. Y los caballos que vuelan y bailan.
Toño, nuestro guía.

Voy cantando "Cielito lindo" mientras mi corcel escucha (luego este noble ser me llenó de preguntas).





Por otra parte, los caballos son poemas que poseen sentimientos y tal vez por eso el gran Friedrich Nietzsche lloró abrazado al cuello de un corcel al que castigaba un hombre con ojos racionalistas del demonio. ¡Ah, qué ojos tan nobles poseen los caballos! Ojos que los cartesianos difícilmente llegarán a ver.

Después de muchas trepadas, pronto se abrió una piedra y apareció un bebé de Dios naciendo (Yarik).


Sí, brotó un bebé en una piedra situada entre espinas que no son la maldad de las flores, sino pequeños obstáculos para que no se acerquen esnobs, destructores de la vida y quienes están incapacitados para hablar con espinas y piedras.





Mi emoción ---en este momento—forja en mi corazón una música donde un bongo resuena entre yemas de dedos de guitarra porque Daira me miró directamente a los ojos; Daira tan mágica que hasta la luna resplandeciente se embelesa al contemplarla.



Sobre mis sentimientos generados en Tapalpa de otra ocasión (Tlapalpan en Nahuatl) puede darle un clic a la siguiente línea electrónica:
http://hi5.com/friend/profile/displayJournalDetail.do?ownerId=190353840&journalId=34988334




Gracias.

martes, 4 de noviembre de 2008

Zempaxúchitl*

Olor a flor de vida
en manos de la muerte
Alegretriste conjunción de pétalos
Porque es noviembre
Y noviembre desea llorar
Y ríe
Y a todos les brota ramos de amarillo

Los muertos llevan a camposanto
zempaxúchitl a los vivos
los vivos bajo las tumbas
matan gusanos

Olor a flor de vida
en manos de la muerte
mientras voy tras la marcha se apaga el polvo
Hoy transitan almas del limbo y purgatorio
Y algunas con ojos del infierno

Este olor recuerda savia que nadie sabe
Mientras se aspira
La tierra se descarna
Y nos muestra su cráneo como una cueva
Me gusta –digo—
También se come –dices—
la flor de muerto
D.R.©ISBN 968-5087-11-3 *


*Zempaxúchitl es un poema incluido en la sección "Deja que los niños regresen a casa" de mi libro “El milagro de tu voz distinta” editado por Editorial ITESO en el año de 1999. El prólogo de El milagro... fue escrito por David Fernández Dávalos, SJ.

(Tomé Las fotografías --que acompañan al poema-- en el cementerio de Chiapa de Corzo, Chiapas, el día sábado dos de noviembre del 2008).

miércoles, 29 de octubre de 2008

Hacia el Segundo Festival Internacional de Letras, Jaime Sabines 2008.





La poeta estadounidense EMILY Dickinson (1830-1886) escribió: "Ninguna otra fragata nos lleva a todas partes como el libro." Otros escritores en lugar de la palabra fragata bien pueden escribir tren o avión; por mi parte, en estos instantes y aquí desde el escritorio ubicado en una oficina del centro de mi trabajo, me gusta decir casa y, de esa manera, experimento el libro literario como un hogar con un gran patio; patio pronto a convertirse en bosque inmenso donde me espera un caballo numinoso que ha de llevarme a todas partes; pues como bien interrogó MARGUERITE Yourcenar (1903-1987) al hacer patente su necesidad de viajar: “¿Quién consentiría morirse sin haber hecho, al menos, el viaje de su prisión?”

Gracias a la casa-patio-bosque-país-universo, llamada Literatura, tengo posibilidad de cabalgar por páginas de percibir a los otros más allá de horizontes incapaces de mirar con deferencia la diferencia y porque, así, puedo recorrer senderos productores de la magia precisa para romper las barreras de lo mismo; toda vez que deseo conducirme por donde el hombre deja de ser mediación mercadotécnica. En efecto, la Literatura nos lanza a la consecución de proyectos nuevos y es bálsamo más allá de la basura del mundo. La Literatura --y de manera especial ese género que llamamos Poesía-- es fuerza para olvidarnos del olvido. El olvido, vil amnesia impuesta por sociedades que de tan narcisistas hoy se encuentran en fatal quiebra económica.

La Poesía, el cuento, la novela, el ensayo... suelen guardar secretos como aquel para encontrar los ojos de sus escritores y son también sutiles invitaciones para hacer justicia-con solidaridad. Gracias a proponerme desear escuchar esas miradas-voces, estoy cabalgando de Guadalajara, Jalisco, rumbo a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, donde fui invitado a participar en el Segundo Festival internacional de Letras Jaime Sabines. Mi participación se llevará a efecto el día sábado 1 de noviembre a las 7 de la noche, en el Centro Cultural de Chiapas, Jaime Sabines.

Por último --y a propósito del poeta que le da nombre a este segundo festival- en mi poemario para niños El país de la mirada, escribí un poema que a continuación les comparto.



Quien tiene todas las páginas para escribir
viene desde la palabra indecible
Cruza vías intrasupragalácticas
Y sigue de pie tras el naufragio
para escribir el poema
sobre como bailar después de muerto

Quien tiene todas las páginas para escribir
llega hasta el niño pobre de una ciudad desconocida
Y desenreda su lengua
hasta mostrarle el tararí, tuí, tuí
que hilvana junto a un relámpago

Quien tiene todas las páginas para escribir
Posee la costumbre de marcharse nunca
Encontró la manera de cumplir la profecía
Regresa en el maullido del gato
o en el nuevo camino de las hormigas

Quien tiene todas las páginas para escribir
encuentra sus cenizas
y comienza a repartirlas convertidas en poemas
en la calle que conduce al mar

Quien tiene todas las páginas para escribir
tiende su nombre en la procesión de estrellas
para bajar con frecuencia a los pueblos de Chiapas

Quien tiene todas las páginas para escribir
se llama Jaime Sabines
y a veces llega junto a su tía Chofi
al cine de Berriozabal


(De mi libro El país de la mirada, Literaria editores, Guadalajara, Jalisco, 2007. p. 55. D.R. 2007. ISBN 968-5544-06-9.)

miércoles, 22 de octubre de 2008

"PORQUE SUEÑO... NO EXISTO."

(Una reflexión acerca del pequeño poeta Léolo; personaje de la película Léolo –porque sueño no existo– de Jean-Claude Lauzon. Película emitida por Productions du Verseau MEDIA S.L –Canadá 1992– ).*

Hace 10 años llegaba a la ciudad de Guadalajara, Jalisco, desembarcado de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Sí, y entré visionándola como un breve pasaje donde, a lo sumo, duraría siete meses. Pero la vida desvió algunos objetivos de mi antiguo proyecto de vida y, por ello, aún estoy aquí.

En los primeros días de desempacar no sólo las maletas, pues traía envuelto mi corazón en la crisis del cambio, en el cinematógrafo de la Universidad de Guadalajara (U.D.G) se exhibía la película "Léolo", con el subtítulo: “Porque sueño no existo”. Película de despertar mi asombro. Asombro convertido en este escrito y porque, por ahora, es la manera de mostrar mi agradecimiento por la existencia de esta producción cinematográfica conservada en el cofre de mis mejores tesoros.

A diferencia de su familia, en este artículo, no llamaré al niño Léolo, Léo. Porque deseo tener oídos no para convertirlos en garras de sujetarse a eruditas abstracciones sino, y sobre todo, para disponerme a hablar de realidades latentes; tan latentes como desear convertir mi escrito en casa de quienes buscan con desesperación tener un verdadero hogar. No me refiero aquí sólo al aspecto material de esa construcción; sino al hogar cuya fundación es posible si nos alejamos de actos cobardes. Pero, ¿qué podrá mi escrito ante un mundo sin techo?.. Al respecto, ojalá mis letras colaboraran en los cimientos del contrapoder tan necesario para fundar un mundo sin maltrato hacia los niños. Después de esta aclaración estoy preparado para decir:
 
Va aquí mi escrito dirigido a cualquiera que como tú, Léolo, no se cansa de luchar para no ser pisoteado en su dignidad. Como tú, quien frente a la imposición del yugo familiar (o de cualquier yugo) dice algo parecido a: ¡No soy Léo. Me llamo Léolo... Léolo Lozone!
 
 
Tratemos de ponernos en ojos de un niño. Recuperemos la mirada de ese infantil tiempo. Pongámonos como nombre, Léolo, y en hojas de cuaderno expresemos nuestro sentir sobre el mundo. Si esto se nos dificulta, entonces salgamos, por un momento, del escenario donde se derrumba la vida y los Derechos de los niños son aspiración no tomada en cuenta. Seamos, un poco, espectadores para regresar a la realidad sin olvidar el corazón. Esto puede ser difícil, pero... detengámonos: el sentido impuesto sobre el mundo, ¿no es, pues, un horizonte sin corazón? ¿Acaso las posibilidades de nuestra existencia se han agotado en esa visión donde la demencia nos cala hasta el cobarde silencio de arrastranos donde reina lo estúpido?

Ahora entremos a la película para sentir, desde el principio, la música de lartir un desastre. Música cuyos sonidos nos ponen en alerta ante el frágil cuerpo infantil de Léolo. Música después productora de impacto cuando nos volvemos testigos de la libertad de un niño revelándose en el afán de no ser domesticado y, más aún, cuando es reprendido con histéricos gritos por la voz adulta nombrándole Léo para inducirlo a horarios de llegar a nada. Ante este realidad, el pequeño poeta (porque pronto nos damos cuenta que este niño descubre el arte de escribir poesía) protesta y su voz infantil nos taladra el alma: ¡¡Léolo. Me llamo Léolo... Léolo Lozone!!
          En esa protesta infantil nunca sólo deseo por recuperar sus orígenes sicilianos, desocultamos el inconsciente contenido donde se grita: soy otro; soy distinto. ¿Por qué no aman mi diferencia?.. ¡Soy un niño!

La familia de Léolo está circunscrita en la demencia. Tarde o temprano cada uno de sus miembros, con excepción de la madre, será tratado en un hospital psiquiátrico. En efecto, aquí somos testigos del declive de unos seres unidos por lazos de sangre. Pero el contenido de esta historia no para ahí, pues también muestra distintas formas de patología en otros ámbitos de nuestras sociedades como lo son la escuela, la calle y el centro de trabajo. Al hablar de la escuela no nos es ajeno cómo a través del curriculum oculto muchas veces se enseña sin importar el destino de lo que se dice y se hace; destino sobre el cual un niño es capaz de percibir y dolerse. Otra esfera, digna de análisis, es la calle dominada por los prepotentes sacando a relucir sus sentimientos de inferioridad. Y ya no se diga el centro de trabajo convertido en olvido de la historia y esfuerzo de cada ser humano. Pero, regresemos a hablar sobre la familia; ese espacio tantas veces sometido al cruel eterno retorno de ignominia, depravación y toda forma de degradación humana. La familia revestida con formas sutiles de “amor por los hijos.” Espacio de amor de las charcas. "Amor" convertido en crimen ante la desaparición de lo distinto. La familia (con excepción de las familias liberadas –o que luchan por serlo– sobre las cuales no conozco estadísticas y a quienes dirijo mi admiración porque creo en la pulsión hacia la vida basada en el respeto hacia la alteridad): horizonte de preparación subliminal para ser ciudadano donde se justifica la traición y el crimen. Familia circulo vicioso: políticadeshonesta-familiadeshonesta. O si se quiere: familiadeshonesta-políticadeshonesta en un mundo in-humano. Familia hoguera, sala de tormentos, guillotina, látigo para el espíritu. Familia incapaz de oír el grito ante el cual hasta las flores se encrespan: ¡No soy Léo! ¡Me llamo Léolo!.. ¡Léolo Lozone!... No obstante, familia ingenua víctima en un mundo extraviado en apariencias.

Como por complot del destino, Léolo encuentra un libro. El único libro que alguien desconocido extravió en esa imposible de ser una casa (imposible porque, no olvidemos: las apariencias engañan). Se trata de un libro amigo. Al principio Léolo no comprende lo escrito en sus páginas, pero lo intuye como ventana donde, poco a poco, verá asomar su propio destino. Libro objeto sagrado ante la vulgaridad del espacio del hogar paterno. Libro objeto precioso con dirección aparte a esas rosas de artificio a las cuales Léolo odia y detesta, aún más por su ridículo letrero pendiendo como bofetada y donde se traduce de manera sintética el gusto de los enajenados en tontas presencias: Made in… Made in: burla a la vida; sarcasmo ante el pequeño poeta capaz de percibir lienzos invisibles en la visibilidad. Libro alteridad como la corporalidad de este niño creador de un tiempo y espacio donde la vida recupera su poética fuerza. Libro refugio-oráculo: resumen del milagro de su infantil existencia mediante la frase:
 
                                                                Porque sueño, no existo.

          Porque existir bajo la mirada de un abuelo con máscara de bueno, para luego descubrirlo como viejo libidinoso capaz de prostituir a Bianca (la muchacha italiana, de dieciséis años, vuelta horizonte de amor sublime y platónico en la inicial experiencia sexual de nuestro infantil héroe) es vivir resignado a caminar aunque se esté muerto. Además, existir bajo la mirada coprófaga del padre, significaría vivir condenado a sucios olores de una vida in abstracto, como lo haría un marrano en el chiquero. Abuelo y padre: gerontocracia; imposición del recuerdo de lo viejo donde “nada es nuevo bajo el sol” y, por lo tanto, se come y se bebe porque el mañana es victoria de la muerte.

¿Qué podría Léolo a los seis años, ante las manos del abuelo que tratan de ahogarlo en la bañera, sino soñar con un tesoro jamás tenido; con un tesoro de cuento de naufragio para ignorar al lobo hundiendo a su pequeña presa? ¿Qué debería de hacer ante esa realidad un niño convocado a la poesía?, sino soñar para mirar la luz bella y extraña del deseo de todo eterno resumido en Bianca. Bianca tan blanca como luz canción de levantar con una fuerza extraña. La magnífica Bianca: flor verdadera en el basurero. Bianca imposible de ser cierta como “la Italia que de tan bella no puede ser sólo para los Italianos.” Bianca, mujer que camina hacia Léolo para luego alejarse porque es poesía subsumida en las fangosas manos del abuelo? ¿Bianca de dieciséis años y él con la edad de un niño?
 
A sus hermanos, Léolo los sabe víctimas del miedo. Más, a pesar de su edad, es la única existencia humana capaz de brindarles un abrazo verdadero; una mirada de auténtica ternura, una caricia donde quizás el Dios de justicia muestra su comprensión infinita.
 
Délima, la madre de nuestro pequeño poeta, encarna a la mujer resignada a ser continuadora del martirio impuesto por el mundo de los machos. Mujer también mostrando la diferencia de pertenecer jamás al sexo débil al soportar las embestidas producto de la falocracia. Délima, mujer exenta de la locura psiquiátrica, pero dentro de otra cadena víctimizándola hasta ser incapaz de pensar por sí misma sin dejar de ser mujer-amor de proteger a sus hijos.

Jean-Claude Lauzon, el niño terrible del cine canadiense; el joven-niño extinto, cuando apenas tenía treinta y siete años, quiso salvar a Délima de los espacios psiquiátricos y nos la entrega como “La piedad” de Miguel Ángel (sólo que sin esa dolorosa contrastante armonía caracterizando a la estatua imposible de cansarse de hablar) ante Léolo, su hijo que yace convulsionado y, después, catatónico para nacer a la demencia. Quien haya visto la película, no podrá olvidar los gritos de dolor de esa madre; gritos de quien siente perder lo más valioso: ¡Tú no te puedes ir! ¡¡Tú eres más fuerte que esto!

Sin idealizar el reino de la infancia, pero rescatando sus auténticos dones: ¿quién no ha captado el modo de ser en el mundo de un niño?.. Porque los niños, al vivir lo eterno en la magia de sus juegos, viven la delicia de sentirse dentro de un estado de sorpresa donde todos los elementos de la tierra son poesía. Por supuesto, el niño vive la poesía y él es su imagen-realidad más bella. Recordemos los adultos cuando siendo pequeños al caminar por una calle pronto percibíamos la vida como una aventura más allá de este mundo y sus colapsos.

Léolo (porque sueño no existo) es una película donde se traduce el alma del hombre contemporáneo. Proyección que, además de develar fisuras de nuestra condición de fragilidad, se transforma en sueño liberador al descubrirnos parte de la luz blanquísima de un mundo si la palabra amor no fuera prostituida.
 
 
 
 
Extracto de "Léolo", Canción de Bianca:

viernes, 26 de septiembre de 2008

Parmene-Heráclita*

I


Del Tacaná: volcán de fuego
Quiso rodar junto a mis manos
La bauticé como Parmene-Heráclita
A veces vuela y se suspende
O aroma los espacios con sus pétalos
Hay días que decide ser sólo piedra

Y entonces no la aguanto:
Habla habla
Destroza la lingüística


II


Parmene-Heráclita mataría
Si cayera sobre mi cabeza


III


Del Tacaná: volcán de fuego
Ahora está en mi casa
¿Y después para dónde?
Seguro lo sabe
pero guarda sus secretos



D.RISBN 968-5087-11-3

* Parmene-Heráclita es un poema incluido en la sección "Deja que los niños regresen a casa" de mi libro “El milagro de tu voz distinta” editado por Editorial ITESO en el año de 1999. Para leer sobre el prólogo escrito por David Fernández Dávalos, SJ, puedes elegir darle un click! a la siguiente línea electrónica: http://www.galeon.com/martinmerida/aficiones2015831.html

domingo, 14 de septiembre de 2008

Semillas de promesa*




semillas de sandía
rumbo a reír en una casa verde
Ha de reinar dulce de curar golpes

Semillas no en bolsillos de abstracto
Oscuras hijas del abismo
¡Todo ha de reinar!:

Así proclaman herederos de la tierra
Todo ha de reinar
cuando cáscaras caigan
y del dolor brote inocencia

Cuántas semillas quiere usted:
Para la muerte
Para la muerte

Se abrirán puertas
Subiremos de lo blanco hacia lo rojo
hasta beber magia
donde la vida siempre



Graines de promesse
graines de pastèque
cap pour rire dans une maison verte
il faut que règne la douceur pour que les meurtissures disparaissent

Pas de graines au fond des poches de l`abstraction
filles obscures de l`abîme
tout faire pour ça

les héritiers de la terre le proclament ainsi
tout pour que règne la douceur
quand les écorces tombent
et que la doleur germe l´innocence

vous voulez toutes les graines:
pour la mort
pour la mort

s´ouvriront alors les portes
nous passerons du blanc au rouge
même boire la magie
d´où la vie naît toujours







D.RISBN 968-5087-11-3

* Este poema es apertura de todos los demás incluidos en mi libro “El milagro de tu voz distinta” editado por Editorial ITESO en el año de 1999. Para leer sobre el prólogo escrito por David Fernández Dávalos, SJ, puede elegir darle un click! a la siguiente línea electrónica: http://www.galeon.com/martinmerida/aficiones2015831.html
Y los poemas que conforman mi libro (como el que aquí hace alusión a las semillas de sandía) fueron traducidos al francés por el poeta François Perche. Si usted desea obtener más información sobre este poeta, puede optar por dar un click! sobre su nombre.



domingo, 31 de agosto de 2008

Al regresar de la marcha contra la inseguridad en este 30 de agosto del 2008 en Guadalajara, Jalisco, México.


Al regresar de la marcha, los participantes continuábamos con veladoras y lámparas encendidas y en silencio buscamos indicios de otro cauce más allá de sólo haber ido a cantar el himno nacional junto a la estatua de la Minerva. Y esa fenoménica acción me lanza a dar gracias por no haberme quedado en el sillón con la intelectualoide respuesta conformista basada en el “Hay qué mirar quien convoca”. Marché porque creo con firmeza como lo señala Edgar MORIN en su libro Mis demonios[1] que hay acciones malvadas de llegar a fines buenos y fines buenos a veces convertidos en acciones malvadas. Y si malvados o buenos dieron origen a esta marcha yo que no me defino como ni bueno ni malo, pues intento ser humano; marché por el sentimiento de que si 70 ciudades se habrían de unir para protestar contra el crimen organizado de mi país; con seguridad en la calles no solo vería panistas, perredistas, priístas..., dogmáticos, fanáticos, matones y convenencieros. En efecto, supuse que en las calles caminarían, para protestar, aquellos que además de sus afiliaciones partidistas --o sus no afiliaciones-- son personas sintiendo hasta en los huesos la falta de techo de dejarnos indefensos contra profesionales del crimen. Marché, además, porque me cansa hasta el hartazgo el horizonte de la crítica: "¡Se ha movilizado al país hasta que los secuestradores mataron a Fernando Martí el muchacho de catorce años; el hijo de un poderoso comerciante!" Pues, sí, mientras marchaba también experimenté repudió por ese crimen y no me interesa gastar letras en lógicas ciegas de no saber mirar el fondo de ojos de las personas. Pero, por supuesto: marché –como miles—por los 2.712 seres humanos asesinados en lo que va del año* y por los miles y miles de matados en el país en años anteriores a causa de este estar aquí y en tiempos donde se impone el sólo contemplar relaciones de dinero y porque hay “políticos” en puestos de poder que participan y/o justifican el crimen. ¿Hasta cuando aprenderán los enfermos de poder a mirar los ojos de los seres?..
Tal vez por esa falta de no saber mirar por parte de los de poder enfermos, al regreso de la marcha, los participantes continuamos con veladoras y lámparas encendidas queriendo ir más allá de no solo marchar y cantar el himno, y los marchantes no siempre son borregos. No siempre son borregos; por supuesto y saben de la salida “política” de corruptos que teniendo en las manos el poder de frenar el crimen, pretenden embobar con una promesa de dar atole con el dedo: "nos unimos en la marcha".
Ojalá que el lenguaje de velas y lámparas que encendimos a las 8:30 en este 30 de agosto del 2008, llegue a prender acciones contundentes porque la ternura de una marcha vestida de blanco todavía no alcanza lo suficiente para ablandar corazones fraticidas.




*Respecto a saber más detalles sobre esta cifra, entre al sitio WEb 24/H/24 L´actualité internationelle donde se dice: "La violence, liée essentiellement au trafic de drogue, a déjà fait 2.712 morts depuis le début de 2008 au Mexique, en particulier dans l'Etat de Chihuahua. Un bilan qui dépasse déjà celui de l'an dernier". Para entrar al sitio de 24/H/24, puede darle un click a la siguiente línea electrónica: http://www.france24.com/fr/20080823-violences-trafic-droguet-mexique-morts-criminalité

[1] Veáse: MORIN, Edgar, Mis demonios, Kairos, Barcelona, 1995; sobre todo el capítulo 2. EL TRABAJO DE LAS CONTRADICCIONES, pp. 50-73 y, en específico, el subcapítulo PENSAR, VIVIR Y ACTUAR EN LA CONTRADICCIÓN, donde se dice: "Sé que la contradicción mora y seguirá morando en el meollo de la acción, de la ética y de la política. Se que no bastan buenas intenciones, ni siquiera buenas acciones, para obtener buenos resultados. Sé que los medios perversos contaminan los fines, pero sé también que medios virtuosos pueden tener efectos perversos.

lunes, 30 de junio de 2008

¿Qué se gana en un partido de fútbol? (Una leve patada a la Eurocopa).


Demos el globo terráqueo; démoslo a los niños siquiera por un día”, reza el verso de un poema y creo que quien lo escribió pensó en los niños que podemos llegar a ser los adultos y no en el niño como retroceso cifrado en el infantilismo. En efecto, si confiamos en la teoría junguiana (o en otras tantas sabidurías liberadoras) llegar a ser como niños es procurar, en la edad adulta, el rescate de los tesoros de la infancia: la espontaneidad, la libertad y la creatividad, habiendo curado –por supuesto-- en definitiva, el narcisismo que también marca al niño histórico. Si menciono hoy lo del niño como posibilidad es porque aunque no soy fanático del fútbol, disfruto con real apasionamiento cuando a quienes considero verdaderos atletas se debaten en una contienda y, entonces, trato de dejar entre paréntesis la carga mercadotécnica que conlleva, con su radical injusticia, y hago el esfuerzo por mirar adultos vueltos niños pateando un balón como se debe patear toda obstrucción en la tarea de llegar a ser verdaderos seres humanos. Pero este mecanismo que disfraza la realidad, es un fatal autoengaño; lo sé y lo lamento.

¿Les parece justo que “el niño” Fernando Torres tenga la posibilidad de comprarse una casa de millón y medio de pesos cada cinco días?[1] ¿O que Ronaldinho quien gana setecientos diez mil euros por mes (dejando aparte la estratosférica millonada que obtiene por publicidad) pudiera proporcionarse el lujo de obtener siete casas cada treintena? (contando lo que obtiene en publicidad podría adquirir veinte casas de millón y medio de pesos, cada una, por mes.)[2]

Confieso, pues, mi vergüenza al expresar mi implicación en el movimiento de mirar el fútbol cuando hay campeonatos del mundo o torneos parecidos a copas europeas, porque de sobra sé sobre la radical injusticia en que están cifrados. Pero si de algo valen mis disculpas, sirva explicar mi observancia de dichas contiendas pensando que “el mundo está en otra parte”, como dijera la inmortal escritora Elena Garro. Y si miro el fútbol es porque me considero deportista de corazón como quiero serlo en mi tarea de escritor.


¿Cómo pudimos permitir que un solo jugador de fútbol pueda ganar las apabullantes cifras, que ya mencioné, en un mundo donde una gran parte de los habitantes tienen como almohada una piedra y la intemperie como casa? En el mundo donde cada día hay un poco más de veinticinco mil personas muriendo de hambre, ¿pueden ser seres con verdadero corazón de niño quienes patean el balón en un campeonato internacional de fútbol? Si me hago estos cuestionamientos se debe a que también reconozco lo valioso de lanzar un balón como es necesario patear lo serio para dejar de mandar a paseo a los niños maravillosos que podríamos ser.

Me lanza a escribir estas letras el hecho de que mi equipo favorito, en esta copa europea fue, desde siempre, España… y tal vez se deba a que, culturalmente hablando, es el país europeo más cercano a México y yo aunque viva en Guadalajara, Jalisco, nací en Motozintla, Chiapas. Y porque en el equipo Español se enuentra un niño que ojalá no sólo lo sea por sobrenombre. En efecto, me dio gusto ver a Fernando Torres anotando el primer y único gol que llevaría al triunfo a la escuadra española en el minuto 33 del primer tiempo. No soy nadie para juzgar en lo individual a Fernando Torres y a muchos de su altura futbolística. Puede ser que ese prodigioso atleta sea un millonario presto a ayudar para que otros vivan de manera digna. Pero “el niño” Fernando Torres, como ser inteligente, debería plantearse que si él puede obtener en un mes tan elevadísimo salario, ¿cuánto ganarán, entonces, empresarios dueños de equipos, de estadios o de empresas parecidas a las televisivas? Y lo que atañe a jugadores de fútbol puede aplicarse a seres que, enforrados en la soberbia, dirigen empresas vendiéndose como buenas personas. Si lo hasta aquí dicho tiene cumplimiento en el mundo es porque se efectúa a pie juntillas la sentencia: “En el país de ciegos el tuerto es rey”.

Para no atosigar con palabrería este escrito, quiero terminar diciendo que deseo un mundo donde verdaderos seres con corazón de niño jueguen partidos de fútbol o dirijan el destino de empresas y naciones. Que verdaderos niños y no alimañas debatan los problemas de nuestro país en los congresos. Sí, deseo el porvenir donde lanzar un balón sea verdadera metáfora de patear la porquería del mundo.


<[1] Véase el artículo Classement des joueurs les mieux payé au monde, en http://www.blog-football.net/2965/classement-des-joueurs-les-mieux-paye-au-monde/
[2] Véase el artículo Les plus gros salaires des joueurs de foot, en http://www.paperblog.fr/755272/les-plus-gros-salaires-des-joueurs-de-foot/

viernes, 27 de junio de 2008

Algo sobre Ética, persona y sociedad (o sobre mi experiencia del árbol verano 2008).






Del árbol Verano 2008 creció un grupo de 21 jóvenes a quienes impartí el curso "Ética, persona y sociedad" en el Tecnológico de Monterrey, Campus Guadalajara. Tres horas diarias de lunes a jueves, durante un mes, nos permitió ascender no sólo a pueblos de teorías y conceptos, sino también a latentes realidades del mundo y de nuestro contexto situacional. Las experiencias que los estudiantes han vivido como ciudadanos de sus propias regiones (la mayoría radica en Guadalajara, pero algunos de ellos llegaron procedentes de Tapachula, Chiapas; Morelia, Sinaloa, Monterrey y del D.F) fueron paquetes a revisar y confrontar desde la perspectiva de no fetichizar conceptos sino de servirnos de éstos en el afán de mirarnos con mayor profundidad y, así, devenir ciudadanos prestos a actuar de manera ética en las esferas tanto privadas como públicas. Pero, no pretendido ser del tipo de profesor viviendo en la creencia que es el único surtidor de conocimientos y experiencias (por supuesto) lo que aquí quiero remarcar es mi agradecimiento a cada uno de mis estudiantes, por lo mucho que pude aprender de sus propias experiencias. ¿Y cómo no habría de hacerlo?.. Caería en el juego de lo no ético al negarme escuchar las voces nuevas y yo no quiero plegarme a la lógica del eterno retorno a lo mismo porque detesto la gerontocracia.



El árbol verano estuvo conformado por Thalia Ortega, José Miguel Ramírez Parra, León Couturier, Bernardo Loaiza, Paola Madero, Christopher Kauffman, Alondra Rivera, Erika Calderón, José Miguel Vega, Cindy Alejandra, Nataly Martínez, Ana María Olivares, Adoniram Joaquim, Fabiola Muñoz, Hugo Martín Sánchez, Diego armando, Vanessa Bechelani, Aarón Romo, Juan José González, Carlos Alberto Lopez y Germán Salman.



Entre múltiples horizontes reflexivos dándanos mucho a pensar, nos sirvió tanto la luz proveniente del Marroquí poeta y filósofo Tahar Ben Jelloum, como la del poeta del Cairo, Edmond Jabès. Del primero resuenan en mi mente las palabras: "El respeto es algo esencial. La gente no exige que se le quiera sino que se respete su dignidad como ser humano. El respeto consiste en tener consideración, deferencia."






Mientras pasaban los días fuimos haciendo conciencia en la actitud filosófica necesaria para no caer en la soberbia y simplicidad de creer que sabemos mucho y tenemos todo claro. En efecto, Contraria a la actitud filosófica, existe una tendencia casi generalizada a no poner entre paréntesis preconceptos con referencia no sólo a determinadas temáticas sino --y lo que es peor-- respecto a las personas.

Por horror a la vulnerabilidad, podemos tener la tendencia de creer conocer diversos temas sin cuestionar si lo que se sabe puede en verdad fundamentarse. Parafraseando aquí al filósofo Xavier Rubert de Ventós, podemos decir: creyendo ver claro, navegamos, entonces, entre un cúmulo de creencias y superticiones, pues si algo no nos importa lo despachamos arrojándole cualquier concepto; cometiendo, con esa manera de comportamiento, faltas a lo que debería ser una verdadera búsqueda filosófica. El filósofo Rubert insiste en que el colmo radica en las graves calumnias arrojadas contra quienes nos parecen extraños: es un despistado, un bueno para nada, “un analfabeto que va de posmoderno”... Rubert remarca, también, que solo lo que se ama es susceptible de ser conocido; por ello subraya: “Solo la ternura del corazón nos da la medida de la dureza y torpeza del entendimiento” (Véase: Ventós, Xavier Rubert de --2004-- Por qué la Filosofía, Sexto piso, México).

En esta foto, Paola Madero expone sus aspiraciones, retos, aprendizajes y desafíos.

Como no es mi pretensión llenar este espacio mencionando un cúmulo de conocimientos adquiridos; expongo a continuación un video que resume, de creativa manera, uno de los ejes del curso: el valor de ser honesto. El video fue elaborado por el estudiante Aarón Romo y forma parte de una de las actividades que promoví en nuestro árbol verano. El filme no dura más de dos minutos y, con el permiso de Aarón, aquí lo dejo. Considero que vale le pena mirarlo:


martes, 24 de junio de 2008

En "Todo sobre mi madre"[1], El personaje de nombre Manuela hace posible el milagro.







Dentro de los horizontes de la vulnerabilidad lanzándonos a perspectivas de desear devenir mejores que buenos, aparecen los rostros innolvidables de Manuela, Esteban, Agrado, Huma, Nina, Rosa, Lola y un bebé que tal vez vivirá… Innolvidables, digo, porque al navegar en el sueño de sostenerse libres, se transparentan asumiendo el dolor.

Es poco o casi nada lo que voy a decir en este espacio (a veces le robo tiempo al tiempo para hacer brotar lo que no puedo dejar apolillándose en los baúles de mi corazón) sobre este filme magnífico como una casa; casa punto de partida para hablar sobre diversidad de temas que atañen tanto al asunto de la pluralidad humana como a la realidad más real desprendiéndose de nuestra condición de fragilidad.

Desde la vulnerabilidad puedo hablar de la libertad expresada en el filme Todo sobre mi madre y escojo ese aspecto no sólo porque le encuentro gran relación con el texto de Juan María Cloavel (Madrid 1997)[2] que de manera reciente leí en mi clase de Filosofía y Cine tomada en el ITESO; sino y, sobre todo, porque la vulnerabilidad es un tema central en la ética; en la ética de la hospitalidad; al menos. Y es la ética que hace disrupción con los mecanismos de poder, la que obtiene mi interés.

El buen anfitrión de los rostros antes mencionados es el prestigioso director de cine Pedro Almodóvar, quien ha sabido leer la grandeza impresa en el dolor de los otros y nos la muestra sin cortapisas dentro de una historia que bien puedo categorizar perteneciente a los territorios de la hospitalidad; territorios donde, en efecto, la literatura y el cine han hecho geniales atribuciones.

Puedo sintetizar la historia en la que se basa Todo sobre mi madre como una historia de recomenzamientos. Al respecto, La filósofa Hannah Arendt mencionó alguna vez que “la libertad es la capacidad de comenzar;" así lo creo. Y, también, desde esa perspectiva, un día escribí un poema cuyo inicio dice:


Encontrar es morir

no hallar remedio

El poema es más largo y si lo menciono es porque creo con firmeza que después de vivir la amargura es posible encontrar un territorio libertario. Territorio desde donde podemos ir dejando atrás cautiverios y, de esa manera, tener la posibilidad de experimentarnos como humanos en busca de más libertad. Humanos-libres-frágiles, pero construyendo proyectos con los valores de valentía, perdón, y fe; como lo sabe hacer Manuela: mujer cuya grandeza sólo puede ser entendida más allá de la lógica condenada y condenatoria. Sí, la libertad manifestada en este más que ser, me partió el alma y, ¿cómo no habría de hacerlo si después de un duro proceso de duelo, no sólo por la muerte de su hijo Esteban (aún adolescente) recibe a Lola quien le hizo tanto daño y lo hace desde el fondo más amplio del recibimiento: el perdón que no se proporciona con palabrería?



Manuela no se cansa de valorar lo humano por lo frágil y, dejando atrás reduccionismos con los que muchas veces el mundo se hunde en un vaso de agua, recibe y por lo tanto es recibida no sólo por esas personas a quienes ampara, pues es recibida por la vida y con el regalo misterioso de otra vez ser madre. Manuela como el personaje Agrado, están libres del miedo y esa perspectiva produce el milagro que salva.

[1] Filme de producciones El deseo, Pedro Almodóvar. Todo sobre mi madre (España 1999).
[2] Clavel Juan Masía, El animal vulnerable, Universidad Pontificia de Comillas, Madrid 1997.

domingo, 22 de junio de 2008

Junio con risa de Iván.





Hace seis años cuando había pasado mucho tiempo de un instante (o quizás nada de tiempo porque percibo misterio en esta vida) Sol –mujer nacida en México y además renacida en otras galaxias—; Sol: mujer quien el árbol de la vida, con el movimiento abierto de sus brazos, hizo que fuera amiga: detuvo en la puerta de mi casa una carreola para que mi humanidad contemplara el rostro de su niño recién nacido. Sí, Sol detuvo una ca-rreo-la en el umbral para acentuar lo inmenso; lo inmenso porque el rostro de un bebé lleva fuerza para hacer bajar cometas a señalar la ruta hacia encontrar el inicio de lo nuevo.

Pero no solo Sol Arreola; también Julien Collado –el padre del pequeño— estaba ahí en un ala de la puerta. Julien sujetaba el otro extremo de la carreola mientras decía: “¡Te traemos una sorpresa!”. Julien, amigo también fruto del árbol ya citado; amigo nacido por vez primera en Francia y que se pasó a habitar en la mirada del nacido recién en este mundo: Iván.

Después de días, meses, años y almanaques que no son del todo ciertos: tuve la oportunidad de ir aterrizando al hoy para presenciar a Iván –que en este mes cumplió seis años– sin rollos de adultos. Y lo observé bailar y, mientras eso hacía , me di cuenta que un baile como el suyo dice lo que no se puede decir cuando estamos atrapados en la desesperanza. Doy gracias a Iván por su inspiración-aspiración diciendo salud a lo que rota. Y agradezco a Sol, Julien y a la música ( por supuesto) por contribuir para que este junio sea tan Géminis como la risa.

miércoles, 18 de junio de 2008

Verano de la poesía

Que el verano signifique tiempo de solsticios, florecimientos y acampadas vacacionales no quiere decir que por arte de veleidosidad entremos a esos movimientos y, de ese modo, termine la paliza que proporciona el tiempo de la prisa con sus proyectos de volver a cada humano un objeto más en la vendimia. Para vivir un buen tiempo debo luchar y, así, levantarme y caminar no sólo hacia lo posible. Levantarme, sí… tomar de la mano a la vida siguiendo la sabia sentencia: “A Dios rogando y con el mazo dando.” Por ello, cuando Vanesa García me invitó a decir mis poemas a los niños durante la apertura del programa “Verano de la poesía” sólo vacilé porque por poco se me derrama un poco de café caliente sobre un recibo de luz; pero no dudé en aceptar tan inspiradora invitación.





Con Vanessa García.


En efecto, decir poesía a los niños es interesante como divertido y sólo se asemeja a toda acción donde uno puede fluir sin el tic-tac del monstruo reloj. Acepté con gusto porque decir poemas a los niños es también dejarse guiar por ellos para traspasar palabras y entrar a la poesía como se llega a una casa donde se puede jugar mientras el asombro ayuda a abrir más los ojos. Y así fue.




En la mañana del 15 de junio, en la rambla Cataluña de Guadalajara, gracias a la poesía pude perdonar lo que debía perdonar del invierno y me reconcilié con ciertos frutos que me heredó primavera. ¿El otoño?.. Ese árbol es promesa.

Cuando ejecuto actividades que se relacionan con la poesía, siento que le arrebato el látigo al engreído dios Crónos y en lugar de agarrarlo a trancazos, como bien se merece, le lanzo un conjuro para que se vaya no por un tubo (deben estar atascados) sino —y de manera directa— al basurero.

Haber estado con la poesía viviente que son los niños, fue oportunidad para reír y sentir una mañana de maravilla como deberían ser todas. Al respecto, reza un proverbio: “El tiempo que uno pasa riendo es tiempo que pasa con los dioses.”



En esta ocasión, como en otras, me acompañó Yoruba y sus tambores sagrados. Yoruba está integrado por un grupo de jóvenes que no tocan por tocar pues saben que el Tam-Tam también sirve para curar males del mundo. Yo me acoplo a Yoruba porque en mi poemario “El país de la mirada” hay mucho de Tam-Tam, como el poema dedicado a Chan-kin (patriarca de los lancandones) o mi poema León, que ofrecí desde un principio a Joseph Kessel. Los tambores hacen tanto bien pues su Tam-Tam es horizonte distinto al Tic-tac.
Agradezco tanto y tanto y tanto a los integrantes de Yoruba: José Antonio Quiñonez ( quien vivió dos años y medio en África y debido a ello sabe mucho sobre mensajes de los tambores) a Guillermo Rivas y a Christian Padilla ( Christian en esta ocasión no pudo estar de manera física porque se sintió en la necesidad de salir a una ciudad vecina).











































Guillermo Rivas, José Antonio Quiñonez y yo mismo.










El siguiente video me muestra en plena actuación. Ahí me encuentro diciendo "Éste es el poema león."

Durante y después de mi participación, La poeta Karla Sandomingo estaba ahí con esos ojos de asombro que le acompañan. Karla estaba lista para dirigir un taller de poesía y miré en su ser a una verdadera persona; es decir, en su ser percibí a alguien que se sabe alteridad y, por lo tanto, le da la bienvenida a la alteridad. Karla dirigió el taller a la alteridad más sagrada: Los niños.




lunes, 9 de junio de 2008




Sobre el escritorio de mi oficina donde me encuentro en días laborales si no estoy impartiendo algún curso o si algún curso no me está impartiendo: descansa una ballena que no aparenta su peso. El cetáceo se mueve a sus anchas junto a un trozo de sandía. El mar de mis deseos lo ha puesto ahí porque una sandía con todo y abismo en sus semillas, tiene la resurrección marcada hasta en la punta de su verde. Digamos que la sandía es mar de buenas nuevas. ¿Qué más puedo desearle a mi ballena? He escrito varios poemas sobre ballenas y uno de ellos aparece en mi poemario El país de la mirada. Poemario editado tanto por UAN como por LITERALIA. Se trata de un poema para niños y en lugar de que yo me disponga a decirlo; aquí lo dejo hablar, pues tiene vida propia y a la libertad hay que dejarla libre.

Jonás creó una ballena

Dentro de ese pez un hogar

En un instante de tres días

la ballena creó a Jonás

Trala lí Trala la lá




Jonás poeta pintor

el vientre de la ballena escribió

y en el corazón mamífero

una rosa dibujó

Tra la lí Tra la ló



Jonás convirtió en libro

al colmilludo animal

De la gruesa piel brotaron

blandas hojas de papel

Tra la lí Tra la la lá



El libro ballena es

de barcos con aventuras

Y náufragos que no morirán

Tra la lí Tra la ló



Niño si por tus sueños

En Nínive ves a Jonás

Entrégale esta naranja

Que en la cocina olvidó

Tra la lí Tra la lá

La ballena habla tanto que, por ponerle atención, unas universitarias entrevistadoras olvidaron el orden de las preguntas dirigidas a mí que no soy Ismael, el sobreviviente de Moby-Dick (pero de que soy un sobreviviente, lo soy; si no lo quieren creer, vengan y pregúnteselo a mi ballena: bello monstruo que en verdad prefiere vestirse de azul. ) No soy Ismael, pues... pero en gran parte me le parezco. Y, sobre todo, por mi repudio al puritanismo y a las ínfulas de poder.

(Aquí, enseguida, pretendí mostrarles el video con la entrevista; pero ese video se puso más terco que una mula y no lo pude subir por más fuerza persuasiva que gasté. Tal vez me de tiempo de mandarlo a reparar y entonces verán su chiste.)





Sobre el escritorio de mi oficina muchas veces se sostiene el peso de mis brazos, peso que sería insostenible sin --además de ballena, sandía y el carrito que es otra historia-- el acompañamiento de seres entorno al pozo en un desierto del Sahara (y que me hablan de la sed desde una imagen enviada por un amigo cosmopolita sin medias tintas y no cosmopolíta de tintas creadas por lo que ya no dice nada a nadie) y las pirámides de Égipto que no están ligadas a ningún horizonte esotérico --que yo sepa-- sino que me recuerdan la fragilidad de todas las pretensiones.