martes, 28 de julio de 2009

Acamapixtli Alvarado (o algo sobre la historia de un recomenzar).

Veo la historia de Acamapixtli Alvarado como el advenimiento de un círculo de vida de llegar a ser lo que ya se era en el principio: el ser humano de la mirada que desde niño supo observar lo que vale la pena experimentar y fortalecer en términos existenciales. Para aclarar lo que aquí menciono es necesario comprender y reconocer al recién nacido que de la comunidad de Allende[1], situada en el municipio de Motozintla, Chiapas, México, estableció su casa,[2] siendo aún joven, en Chez Roux; lugar a su vez pertenciente al distrito de RUFFEC: municipio de Moutardon, Francia.

En la cima de la montaña del fondo se encuentra Allende y en la falda,
el barrio "Las canoas" de Motozintla de Mendoza, Chiapas, México.














Si menciono este crucial movimiento de traslado ejercido por Acamapixtli, no es con la intención de mostrar un lugar como mejor que otro; antes bien, me interesa subrayar nuestra pertenencia al mundo. Pertenencia a salvarnos de nacionalismos cerrados en el chauvinismo. Porque a veces, cuando las condiciones socioeconómicas, culturales y políticas muerden, movemos hilos a llevarnos donde bien puede abrirse un gran regalo como compensación de una lucha. En consecuencia, no pretendo escribir aquí la completa historia de vida de este hombre; historia que, como él mismo afirma, llevaría cientos de páginas. Libro a no pasar por alto un capítulo dedicado a la discriminación por parte de quienes no saben reconocer la alteridad y, de esa manera, ignoran las raíces sociales que nos constituyen y nos vuelven personas. Porque este ser humano, inscrito como ciudadano mexicano en el registro civil de Motozintla en el año de 1940, aún llevando en su rostro las huellas de lo profundo (y lo profundo es sencillo) constató en carne propia la violación a la igualdad de derechos a la que eran sometidas las familas campesinas. Violación que todavía constato y sobre la cual escribo en mi poema[3] "Tanma..."

De derecha a izquierda: Acamapixtli, Annie, mi persona e Iván. La
foto fue tomada en Chez Roux.














Para meternos un poco en la mirada de Acamapixtli pido tratar de sentir lo que experimentó cuando a sus 12 años caminó más o menos 53 sinuosos kilómetros, a través de montañas y en el afán de llegar de Motozintla a Huixtla, Chiapas, con la finalidad de tomar el primer tren al que seguirían otros, a través del tiempo y el destiempo, hasta arribar a París donde después de grandes vicisitudes se matricularía en la Universidad de la Sorbonne donde aprendió a dominar la lengua francesa. En esta travesía, Acamapixtli afirmó la grandeza de la vida campesina porque, como lo experimenta con su propia existencia, admirables son los movimientos de cortar leña, sembrar frutos y flores y vivir amando la lectura, el cine y el teatro. En efecto, Acamapixtli pronto aprendió que la vida es breve y la vivimos con más intensidad si nos volvemos lectores y amamos las expresiones artísticas; por ello, fue premiado con la medalla de oro en el “Primer Festival de Teatro de France-autre mer” y, aparte de amar la fotografía, es ávido lector de novela y poesía. Así, gracias a que Acamapixtli había leído algo de mi obra poética, comenzamos un intercambio de mensajes hasta darme cuenta que ya sabía de él y de Annie, su esposa de nacionalidad francesa. Pero sólo al estar por completo convencido de este conocimiento, decidí escribirle el siguiente mensaje:

Guadalajara, Jalisco.
Marzo 10 del 2008.


Apreciable Acamé:

Tus fotografías han hecho que otros tiempos me visiten y desde esos otros tiempos llegue un torrente de recuerdos… Sí, vienen a mi memoria los días en que mi madre Consuelo y mi abuelita Bonifacia Bartolomé, me enviaban cerca de la comunidad llamada Morelos para acompañar a la persona que traía hacia Motozintla una carga de leña para vender. Acompañarlo a fin de que otros niños no se adelantaran en esa misión y, de ese modo, la familia no se quedara sin leña. Fui, por fortuna, un niño de las últimas generaciones de niños motozintlecos que no sólo se encargaban de ir al cerro a apartar la leña sino que, también, llevaban el maíz y el café al molino. Así que la fotografía donde un niño va con su mula me habla mucho más de lo que ahora te cuento.

También tengo el recuerdo de haberte visto junto a tu esposa cuando yo era adolescente (lo recordé apenas anoche.) El escenario era el siguiente..: ustedes iban pasando justo al lado de la casa de los ahora finados don Beto Méndez y doña Gloria Pérez de Méndez: caminaban y al mismo tiempo comían cacahuates… Ahí alguien estaba escuchando un disco de Nana Mouskouri. Justo estaba la canción: "Le tournesol, le tournesol/N'a pas besoin d'une boussole/Ni d'arc-en-ciel, ni d'arc-en-ciel/ Pour se tourner vers le soleil..."/ Y, ustedes decidieron entrar a esa casa.
Les mando un abrazo.

Atte.

Martín Mérida.

Esta es la foto del niño llevando su burrito en una
de las calles de Mozintla. Foto enviada por Acamapixtli.










La respuesta a mi mensaje llegó al día siguiente y en ésta, Acamapixtli confirmaba mis recuerdos. Así, gracias a las puertas abiertas por la comunicación, aproveché mi viaje a Francia durante diciembre de 2008 para realizar una visita tanto a él y a Annie, su esposa. En esta visita en la que me acompañaron mis amigos Julien Collado (de nacionalidad francesa) y su hijo Iván (mexicano y francés) viví un paisaje parecido al cielo de tan bello, pues la región de la Charente está colmada de una luz que se recorre hasta posesionarse en todo nuestra estructura de ser. No menos bella es la casa de esta pareja que, para no hacer tan largo el presente escrito, describiré como una casa convertida en flor.

De derecha a izquierda, Julien con su hijo Iván, mi persona, Annie
y Acamapixtli. Estamos en Chez Roux y frente a la casa de la
pareja en cuestión.














Con Annie.














Con Acamé.















Ya en México, el miércoles 21 de enero del 2009, recibí un mensaje donde Acamé (así le nombran en Francia) hace alusión a uno de mis poemas:

Martín:

Esperamos que tu regreso haya sido satisfactorio y que las experiencias acumuladas estén digeridas ya que llegó el tiempo de la reflexión y, seguramente, de las conclusiones de tan largo viaje.

Tu libro "La pasión según un hombre cualquiera" se quedó dormido por algun tiempo en la mesita del centro de la sala. Durante ese lapso no se movió para nada, pero me esperaba para despertarlo: ¿Acaso Acamé me habrá olvidado?.. El libro tenía frío pues la casa no fue calentada durante diez días. Cuando decidí leerlo, me quedé clavado en la página 63 y ahora descansa en la biblioteca con un papelito donde está escrito PÁGINA 63.

Te saludamos con afecto, y hasta prontito.

Acamé y Annie.

Les comparto, pues, el poema extraído de mi libro "La pasión según un hombre cualquiera"[4] y que, en efecto, se encuentra en la página 63:


ORACIÓN DEL HUERTO


Tiempo amargo de ser
Derrumbe de ansiosos del milagro

Sed deseo de matar el deseo
Todos están dormidos y estar despierto podría ser sueño

Padre
¿te desdigo?

Alguien me ama hoy mientras me mata
Y la pureza es hija de mirada ambigua
imposible juzgar un beso que entrega al lugar de las calaveras

Tengo miedo de morir como semilla en un lugar sin agua
¿No he de encontrar raíces?

Padre que estás en el sin tiempo
Aunque el espacio es también tu cuerpo:
son urgentes tus manos

Transfigura el ansia de ser brote
Apaga esta pasión por las preguntas
Tú que a través de los grillos diste voz a las etrellas

Alguien me ama hoy mientras me mata
Mentira es la culpa
y verdad la zozobra de mi corazón inútil

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[1] A La comunidad Allende se puede llegar subiendo una montaña de más o menos 2, 300 metros de altura sobre el nivel del mar.
[2] Acamapixtli, antes de establer su casa en Chez Roux, de Allende fue traido por sus padres, a vivir sus años de infancia en Motozintla. Luego, en su adolescencia y primeros años de juventud, radicó en varias ciudades de México. En Motozintla muchos recuerdan a su padre: don Lorenzo Alvarado.
[3] Para escuchar mi poema, usted puede acceder a la siguiente línea electrónica de YouTube: http://www.youtube.com/watch?v=nyxlAiMJwnM
[4] MÉRIDA, Martín, (2002) La pasión según un hombre cualquiera. Mantis editores: México. ISBN 968-7859-26-1. D.R.