jueves, 17 de enero de 2013

FUE EN ENERO CUANDO UN LIBRO CON “ESTILO CALLEJERO” COMENZÓ A DAR VOZ A LOS SIN VOZ.

En un 16 de enero, pero de 1605, salió a la luz la novela “Don Quijote de la Mancha.” Obra polifónica donde tienen la palabra los que habían sido ignorados por “sabias filosofías” y por cuyas páginas uno se vuelve testigo de cómo la existencia es anterior a la construcción de los pensamientos. Existencia cuyo dolor va abriendo caminos a la alegría que muchas veces sólo desde la lejanía nos hace sugerencias. En efecto: “Don Quijote de la Mancha” es una obra con horizonte distinto al libro filosófico del francés René Descartes: “El discurso del método" publicado en una fecha (1637) no lejana a  nuestra novela en cuestión. Libro filosófico desde donde Descartes despliega una mirada unívoca que mucho influenciaría para que los poderosos reafirmaran (y continúen  haciéndolo) sus crueles periodos de conquista con un cerebro latiendo: “Pienso, luego existo.”

Alabada sea  la revolucionaria y disfrutable obra literaria (literaria pero desde cuya literaturidad  ¡por fortuna!  también se desprende una filosofía distinta a la que justifica el crimen) escrita por el callejero que leía mucho: Don Miguel de Cervantes Saavedra.

 Amigos: ¡Gracias por su existencia lectora como aventurera!

Dejo aquí, por último, la canción cantada por los Delinquentes: “Don Quijote de la Mancha,” en un videomontaje realizado por José Luis Fernández G.

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