lunes, 5 de agosto de 2013

CAMBIO DE SILLAS EN LOS SALONES DE CLASES DEL TEC DE MONTERREY, COMO INITIUM DE LO NUEVO.



El sentido de casa como metáfora, sobrepasa la mera construcción arquitectónica y  bien puede hacer referencia a los ideales de justicia y respeto para cuidarnos los unos a los otros. Debido a ello, más que por razones estéticas (que también cuentan) cambiar los muebles de manera oportuna cuando dejan de responder a la magnitud de la casa, es la mejor opción. Y si la casa alude al mundo universitario, pues está por demás recordar: lo topológico nunca debe condicionar lo pedagógico. En efecto, y en relación con lo aquí expuesto: al regresar de mis vacaciones vividas en Chiapas, experimenté alegría al constatar nuevas sillas en los salones de clases en el Tec de Monterrey, campus Guadalajara, mi lugar de trabajo (sillas dispuestas tanto a mejorar la comunicación, como para laborar con mayor fluidez en equipo). Así, mientras el antiguo mobiliario iba siendo desalojado: recordé el libro del filósofo latinoamericano Leonardo Boff: "El águila y la gallina. Una metáfora de la condición humana". Trotta, Madrid, 1998,  donde, entre otras preciosas consideraciones, establece un símil entre muebles y decorado con la moral, y la casa como ética (ethos) hasta llegar a considerar que  cuando muebles y decorado no compaginan con la casa, comienzan a convertirse en una molestia a quitarse para no vivir en permanente zozobra donde, gracias a lo anquilosado, se hace imposible respirar calidez y plenitud. Así, cuando la moral se vuelve vieja a fuer de actualizarnos estamos convocados a transformarla, para no convertirla en  torpe moralismo. Moralismo con su carga de consecuencias atentando contra la dignidad humana.