jueves, 29 de mayo de 2014

CORRERÉ EL MEDIO MARATÓN SAN JAVIER COMO RECOMPENSA DE LA VIDA


Todas las personas estamos esperando algo (hasta Siddhartha esperó llegar a ser Buda) y para ese advenimiento organizamos nuestras vidas de manera consciente y hasta inconsciente. Por mi parte lo que espero, mientras corro, es la inmediatez de las recompensas desenvueltas en este acto. Recompensas a  suscitarse como regalos de un valor fuera de la lógica del pragmatismo capitalista porque, al correr, todo se vuelve tiempo poético o como bien expresa el filósofo George Sheedan:

“Por cada corredor que recorre el mundo participando en maratones, hay miles que corren por el gusto de escuchar las hojas y la lluvia y que esperan que llegue el día en que les resulte todo tan fácil como a un pájaro volar. Para ellos el deporte no es una prueba, sino una terapia; no es un desafío, sino una recompensa; no una pregunta, sino una respuesta.”

Dentro de este horizonte, pretendo continuar forjando la expectativa de continuar corriendo por las respuestas proporcionándome la vida, como siempre ha pasado desde mi inicial compromiso con el deporte de correr y ha seguido suscitándose durante todos estos días de entrenamiento para participar en el medio maratón organizado por el club San Javier aquí en Guadalajara, Jalisco. Al respecto, siento especial gusto al decir que en mis entrenamientos me han sucedido milagros cual Diosidencias. Diosidencias en paquetes sincrónicos para estremecerme. Paquetes forjados muy lejos de lo susceptible a comprarse con el dinero (algún día intentaré platicar lo que las personas, el viento, los pájaros, las piedras, el sol, el agua, los árboles, las nubes, los perros, los gatos,  las ardillas y un largo etcétera me dicen mientras corro) como el patente milagro expresado en la carrera del “Medio Maratón San Javier” a efectuarse en el día en que nací (esta Diosidencia también se realizó en el 2008).  Y si fiesta significa decirle sí a la vida, no encuentro mejor expresión que agradecer corriendo.

domingo, 25 de mayo de 2014

DESAMARRE



1

Los zapatos de andar descalzo
se miran más por sus huellas
que por su no estar a la moda.
Y aunque son alma grande,
se ruborizan cuando son llamados con esa marca.
Y algunas veces se convierten en sandalias.

2

Los zapatos de andar descalzo
pueden estar mordidos por un lobo,
por eso se cambian por otros
hechos a mano.

3

Los zapatos de andar descalzo
llegan a ser piel encallada.
Y así viven sin principio ni final
el final del principio.
O luchan por los derechos de un país
que empobreció el dinero.

4

Los zapatos de andar descalzo
se pueden exponer contra el racismo
o en la lucha contra el cáncer.
Porque, en verdad, lo descalzo
puede ir con bocacines limpios
en una marcha de protesta.
O sabrá ser guitarra
del viento.

5

Los zapatos de andar descalzo
sacan chispas,
después de una quimioterapia,
para subir a la tierra vueltos bicicleta.

6

Los zapatos de andar descalzo
también se dejan bajo la cama,
llenos de polvo y cansancio,
sin miedo al qué dirán
y para echarse a dormir
hasta mañana.

_________________________________

*Mérida, Martin. (2011). Los zapatos del niño guerrero. Guadalajara, Jalisco: La Zonámbula y Tec de Monterrey, pp.50-52.