viernes, 8 de agosto de 2014

El NIÑO Y EL MAR



En algunas ocasiones suelo emplear la meditación, también en el salón de clases, en el horizonte de estar alerta del mundo interior, exterior y del poder creador, tal como nos lo sugirió Fritz Perls, el fundador de la terapia Gestalt.  Fue así como hace cuatro años en el curso de verano sobre “Ética, persona y sociedad” en el Tecnológico de Monterrey, campus Guadalajara,  en una de las primeras sesiones realicé un viaje de meditación cuyo objetivo consistía en descubrir  el libro que cada quién estaba tejiendo con su vida (la meditación se titula “El libro de mi vida”).  Luego de este ejercicio, lo más sorprendente fue encontrar en el salón de clases a un muchacho para quien la meditación era una práctica cotidiana y este horizonte compartido fue el principio empático para tener el honor de conocer a través de la maravilla de la amistad  la existencia de luz llamada Esteban Larrinaga Robles. Por ello, hoy 8 de julio de 2014, fue un regalo descubrir la fotografía subida al Facebook por Cecilia Robles, donde me encuentro  tumbado y meditando, mientras Esteban acompaña la meditación tocando no sólo para el perrito. ( ¡No sabía de la existencia de esta fotografía!). Esta imagen fotográfica, reitero, es un regalo porque con mucha claridad hoy escucho esas notas musicales desprendidas de la amónica de Esteban a quien, a su vez, miro siendo transportado por el mar (sin imágenes de angustia) a un más allá que, bien mirado,  es también un más acá si nos adentramos en el proceso meditativo de darnos cuenta. Por ello, hoy quiero dedicar un poema a mi genial amigo, cuyo corazón y proceder siempre estuvieron caracterizados por las virtudes de lo mejor de los niños: la libertad, la espontaneidad y la creatividad.  En efecto,  escribí el poema “El niño y el mar  hace once años (poema que en el 2003 incluí en mi libro “El país de la mirada. ” Libro de poemas editado por la Universidad de Nayarit y Literalia Editores). Poema sobre el cual hoy puedo expresar, sin lugar a dudas, que siempre fue dedicado a Esteban Larrinaga Robles.

EL NIÑO Y EL MAR
      Dedicado a Esteban Larrinaga Robles. 
      In Memoriam.


El niño sueña un tesoro
Sólo con burbujas de agua
El niño se vuelve buzo
Sin protector en la cara
Sus manos son dos estrellas
Dice un señor pez espada

Un tiburón se acongoja
Un pulpo llora una lágrima

El niño en el mar se adentra
El sol no quiere perderlo
Lo busca con su linterna
Dibuja en la roca un mapa
Se hace pez de la guarda
En complot con las mojarras

Un lobo marino aúlla
Una canción de cuna

El niño en la tierra duerme
Su gato a sus pies lo imita
Sopla la ventana el viento
Su perro ladra que ladra
El niño encuentra el tesoro
Lo abre y se escucha el mar

Una ballena blanca
dibuja en su piel la hazaña




jueves, 7 de agosto de 2014

ALGO SOBRE LA ALEGRÍA DEL CORAZÓN DE MI AMIGO ESTEBAN LARRINAGA ROBLES. (IN MEMORIAM).


Luego de que Giovani Dos Santos, de la selección mexicana de fútbol, dejó viendo cometas a la selección de los Estados Unidos de Norteamerica al anotar un gol (extraordinario por su difícil ejecución. Gol muy celebrado en mi departamento el día   25 de junio de 2011) podemos ver lleno de júbilo y entre otros amigos, a Esteban Larrinaga Robles quien en ese entonces recién iba a cumplir 19 años (el 2 de julio).

Esteban ahora vive en la casa de nuestros corazones y nos acompaña también más allá de éstos, pues siempre fue y ahora con más potencia, de la luz un ángel. Esteban, como sabemos, nos dijo a-Dios (a-Dios y no simplemente adiós) el 19 de julio de 2014.  Agradezco, por consecuencia, al Padre Bueno que la distintiva presencia de Esteban haya entrado a mi casa pues, luego de ir al volcán Nevado de Colima (el 18 de junio de 2011)  donde hicimos un pacto cuyo fondo es: “Nuestra  amistad y fraternidad son  para toda la eternidad”. En efecto, Esteban entró a mi casa (la casa que trasciende el aspecto material) y ahí también habita.

Luego de nuestro viaje al Nevado con el grupo de amigos que apreciamos en la foto, escribí  breves semblanzas sobre cada uno de ellos. Éstas se pueden leer en mi escrito: “Nevado de Colima de Corazón Halcón."

Mi descripción de Esteban (que aparece en mi blog dándole clic a la línea electrónica arriba expuesta: "Nevado de Colima de Corazón Halcón")  escrita en julio de 2011, es la siguiente:

ESTEBAN LARRINAGA ROBLES es una persona desbordando alegría serena, como río de agua profunda y  transparenta, al expresarse, creatividad, libertad, espontaneidad e inteligencia ética, entre otras inteligencias. Expresiones de develar alas  jamás truncadas. Actualmente Esteban estudia en el TEC de Monterrey, Campus Guadalajara,  la carrera de “Animación y Arte Digital.” Carrera sosteniendo en la parte central de su justificación que los medios tecnológicos interactúen para que el ser humano se exprese. Y, Esteban sabe utilizar sin cortapisas estas dimensiones dadas a la tecnología. Esteban es senderista, montañista y aventurero de corazón (tal vez sus neuronas empáticas adquirieron estas pasiones al observar las propias de su padre ante lo intrépido) y su amor por la música lo ha hecho tocar el piano entre otros instrumentos musicales. En este rubro, es importante subrayar su pasión por el cine; horizonte sobre el cual siempre tiene magníficas referencias y recomendaciones. Al igual que quien aquí escribe, Esteban cuenta con experiencias límite como la de un fuerte accidente (desde un automóvil). Experiencia de proporcionarle el regalo de volverse más árbol con los árboles y más tierra con la tierra entre otras realidades dentro y más allá de la lógica; por ejemplo. De que nuestro amigo es un corazón abierto a los demás; ni duda cabe. Su personalidad no tiene trabas y esta característica  también lo ha vuelto un cosmopolita-ético. En efecto, como prueba de ello cuenta con la experiencia de haber  realizado un intercambio académico en Canadá cuando cursaba sus estudios de secundaria. En ese país, al que en un poema gusté decirle país con sabor a nieve de guanábana, Esteban hizo verdaderas amistades y fue ahí donde comprendió cómo la grandeza de desplegarse como humano traspasa cualquier frontera, pues  haber estado en otro país nos es –ni en sueños—un piso desde donde los imbéciles se agarran para presumir, sino y sobre todo: el haber vivido en territorio extranjero ha sido, para la experiencia de Esteban,  un aprendizaje de ampliar más su mirada sobre cómo saber convivir con respeto y compromiso ante las diferencias.