viernes, 15 de mayo de 2015

LOS AVANCES TECNOLÓGICOS NO SON VERDADERA NOVEDAD



Sin ánimo de despreciar el cúmulo de sabiduría impresa en la ciencia y la tecnología, debemos recordar que en nuestra historia humana es la política quien ha disparado a las matemáticas, la física y los saberes biológicos hacia proyectos que excluyen a la mayoría de los seres humanos. Desafortunadamente esos proyectos (no está de más recordarlo) han servido para funestas pretensiones que derrumban. Por consecuencia, soy de quienes miran a los jactanciosos de vibrar ante los recientes descubrimientos científicos-tecnológicos como si trajeran una novedad entre las manos. Y me apenan. Y los compadezco. Los descubrimientos científicos-tecnológicos han brotado, hasta el momento, desde una ontología cerrada cuya lógica es la de dominio. Una ontología de vejez horripilante (la ciencia y la tecnología chochean, pero quienes las sustentan fingen no darse cuenta). ¿Cómo puede ser nuevo lo que respira como sustancia en odres viejos?..  Al respecto, la tarea enorme para las humanidades debe ser la de sumarse al proyecto de construir una nueva comunidad humana basada en el servicio que no descuida la alteridad y todo lo que el horizonte de SERVICIO conlleva, por supuesto. (Se vale soñar). Así, lo verdaderamente nuevo en el material tecnológico vendrá cuando este instrumental sirva para eliminar la pobreza, acabar con la mortalidad infantil, erigir un medio ambiente sustentable y un etcétera  imposible de acabar con lo expresado en los Objetivos del Milenio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) pues, además, cada región habitable de nuestro planeta tiene sus propias y urgentes prioridades que resolver. En efecto, una tecnología nueva advendrá si aprendemos a respetar un mundo analógico donde cada país pueda crear, elegir y compartir sus propios artefactos a partir de sus problemas contextuales. Sí, una nueva tecnología advendrá cuando cada país deje de sujetarse a la ciencia y tecnología que se imponen porque, quienes queremos vivir con los ojos abiertos, anhelamos una tecnología con memoria histórica y con corazón. No obstante, felicito a quienes se arriesgan a utilizar los medios tecnológicos de hoy no como encubridores de verdaderas esperanzas, sino como herramientas para la trasformación del sentido del mundo tan deteriorado.

Amigos reciban un gran abrazo desde la tecnología del corazón.

Martín Mérida